21/1/12

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Warhol




Te debes apresurar, pronto acabará el final. De lo que se dice nadie sabe. Ni lo que se promueve y vende. El aumento de la producción demuestra que Osias Mt. aún encabezara la revolución, pero manejando en reversa. Estos días las compañías tienen grandes culos que todos queremos poseer («uno-dos, uno-dos»). Ellos lo saben, por eso nadie lo dice. Se presenta un problema, que puede ser dos soluciones: perder nuestro asiento predilecto; salir por la ventana; mudar de pies. Pudiera ser también una despedida, una canción para decir adiós. Mas al final se vera sólo lo poco que han llegado, porque no hay paralelismos sino lineas perpendiculares colgando del techo, arribando a la pared. Y ahora es, ya, el momento de comer.



9/1/12

QD

I like too many things
and get all confused and
hung-up running from one
falling star to another till I drop.
This is the night, what it does to you.
I had nothing to offer anybody
except my own confusion.

Jack Kerouac









Sara, de Montana, reaparece y se habla de la cábala y del control de los movimientos de una persona mediante sistemas electrónicos. Sucesos raros para todos. Con abortos y dientes de por medio no lucen como muerte. Me desnudo. Ahora se muestran conexiones, ahora desvanecen. El agua no corre. Los sistemas contextuales son especializados; lo que antes ocurrió es referencia a lo que ha desencadenado esta sala: la maquina. Pero hay siempre límites y con estos control. Están obligados a presentarse y continuar como marco de las maquinas. Una especie de patrón del lenguaje. Dime que entiendes tú por eso. Yo habla sin parar usando aforismos y acrósticos. Comienza la paranoia, asfixia y ansiedad: llega a alguien más. Todo lo que sabes te hace viejo. Absorbes demasiado; no quedará nada por quemar si lo tomas en serio. O lo tomas en serio y dejas de mover los brazos. Un perfecto fijo. El camino a un nuevo lugar. Adiós 42.



7/1/12

2T CC

Es cuando llego a casa que doy cuenta del propósito; del momento; de la música; de lo que vi y escuché esta tarde en el autódromo. Cómo y por qué apareció así, del mismo modo que se desvaneció. Grandes letras rojas. Sentado en una de ellas. EL FIN. Subimos a la azotea, de cara al sol. Comenzamos, para llegar frescos al concierto, a trasladarnos. Permanecimos arriba mucho tiempo, pero huimos del sol -nos escondemos, siempre. Es parte de esto: aparece dentro de ti. Nos disparamos, con flash y spray por diversión, sin ella. No recuerdo los chistes, bromas, sonidos, etc., que se comentaron e hicieron. Pero sí que jugamos frisbee, que tocamos el piano, bebimos licuados y cruzamos la calle. Antes, o después. Proyectaron videos en un cuarto, jugamos videojuegos. ¿Fue entonces? Nos bajamos en velódromo, pero de inmediato nos recomendaron ir a la siguiente estación y acceder por esa zona. Me veo en todas partes, nos veo en el espejo. Somos iguales, pero diferentes; el concreto. En una u otra Rico compró su boleto, más caro e incierto futuro. Salimos a la calle y nos recibe una turba post, que no para de hablar aún cuando no haya de qué hablar. Altos, bajos, gruesos y huesos, amarillo, negro, verde, violeta, marrón. Toda la gama. Dejamos a Rose y Marshmallow en lo que nos pareció un lugar no muy alejado de la puerta. Pero el laberinto no había terminado. Al final no importó, me fue imposible conseguir que entraran y no les volví a ver sino después de tres meses. Y esa noche, y la mañana siguiente. Paré en medio de la multitud que venía tras y frente a nosotros. «Ha sido una eternidad... ¿cómo pueden ir los momentos tan despacio, varias veces?». Miro a mi alrededor, todo se mueve: cejaslucesrocaszapatosestrellasdedosnariceshojas. No sé dónde estoy, no sé quién soy, si soy yo el que está parado ahí o si ahí es donde yo estoy parado. Sé, en cambio, a donde es que me dirijo, con quien voy. Y debo perderlos, por eso me he detenido; no puedo saber y no saber. Doy un paso. Los tengo frente a mí, como si no hubiera parado. Sigo tras de ellos, no me detuve. Abro los ojos. Cuando puedo reaccionar estamos ya ante el escenario.  No veo nada. CSS tenía mucha pila. X misma lo decía: «We're sorry that we have so little time», quizá textual. Brincó, bailó, bajó, subió de nuevo; el tiempo lo permitía. Y pese a lo que Yve (quien no perdió oportunidad de resaltar lo bien que tocaban, y bailar) pensaba, yo me divertía. LSMM llegó a la casa con 4 amigos. Habla con Lea y Val, poco en realidad. Todos permanecemos distanciados, o en grupos distantes, profundos. Yo al menos estoy ahí, no haciendo otra cosa que sacudirme las malditas arañas. Fir tiene algo en los ojos, pero no deja de escuchar, y viceversa. Rob y Pi están parados por ahí, o sentados por allá. Nos movemos poco a poco. La mayoría de los que llegamos hoy han ido ya a dormir. Rico despareció en su casa. Lea me llama y mete a mi boca un trozo de TP masticado. De poco sé bastante. Hablo con Fir, y luego alguien más comienza a hablar, y todos están hablando. Estoy cansado. Desparezco en una casa. Intento usar el teléfono que Rico me dio para comunicarnos, pero la señal falla. Me muevo por todos los sitios intentando encontrarlos y tener señal. Medio logro comunicarme con Josefina y quedo en verla donde está tocando No Age. Toma su tiempo. Sigo viendo el lugar, descifrando su forma. Después de encontrarla veo a Serge,  que está con su primo, Lisa y co., detrás de las grandes letras rojas. Desaparecen pronto. Pero llegan Rico, Ante e Yve. Nos acercamos al remolino, pero sólo Ante y Rico entran. Veo a Ed y Ari, con ellos están Manuel y Janeth. Es la única ocasión en que los veré durante el concierto. Algo pasa, nos retrasamos, o esperamos a alguien. Termina No Age, no puse demasiada atención. Cuando terminó ya estaba por comenzar Mogwai, así que todos corrieron. Ante y Rico deciden ir al baño en ese momento y nos piden que esperemos. Sara y Josefina ya se fueron. Serge, Quentin y Lisa deciden hacer lo mismo, así que sólo quedamos Yve y yo. Comienzo a sentirme despierto, entonces desespero. Presiento el tiempo como algo inmortal, y de nuevo las arañas suben y quieren comerme. Logro convencer a Yve de movernos y ver más tarde a nuestros dos amigos. Mi argumento triunfal: Mogwai está tocando ya. Desperté, nadie más lo había hecho. Evidencias de la fiesta en todo el piso. Eche un vistazo al cuarto de Fir y lo encontré, a él, tirado en medio de la pieza. Vi si había algo para comer o beber. Encontré algunos trozos de galletas para animales. Entré al baño y me miré al espejo un largo rato. Quise encontrar algo dentro, no sé bien qué, pero no estaba ahí. Salgo y poco a poco aparecen los que se quedaron en casa. Se habla sobre anoche, sobre LSMM y sus amigos, sobre la cuasi pelea que aconteció, después que yo desapareciera, entre estos y Fir y Rob. Me duelen los pies. Rió un poco, o sólo sonrió. Salimos a comer algo. OMD... No fue lo que esperaba. Hiperpop ochentero; lentos cuando rápidos; ya sin gracia. Además tenía la cabeza en el suelo. Pensaba con los pies. Comenzó la repartición del TP. Tomo lo mío y entrego el resto a Serge. Se lleva una sorpresa cuando descubre la cantidad que he tomado, pero lo justo es lo justo, y yo he venido de muy lejos para llegar aún más lejos. Tomo eso y algo me muevo. Sacan a Raúl de su escondite. En estos momentos estoy con Serge, Quentin y Lisa; los demás se adelantaron y será improbable volver a verlos a todos en las siguientes escenas. Brincoteamos por lo pronto.  Alcanzo a ver a Ed y otros moverse por ahí, a lo lejos, volviendo pronto al anonimato. Tengo que estar solo un rato. Y decir eso en un lugar como en el que me encuentro es hablar de milagros. Pero tengo que hacerlo. Quedo con Yve de reunirnos en un punto reconocible en una hora determinada. Gente en todas partes, a cada metro, una plaga de personas. Quisiera poder cerrar los ojos, pero no puedo bajar la guardia, ni un segundo. Debo estar atento de cualquier movimiento, preparado para no ser atrapado. Comienza a caer el sol, y escucho a Coheed and Cambria a lo lejos, veo a grupos de amigos jugando, riendo, divirtiéndose, a lo lejos. Comienzo a sentirme tranquilo. Veo el cielo y las nubes —«las maravillosas nubes»— y también están tranquilas. Por unos siglos todo fue paz. Era momento de reunirme con Yve. Tropiezo cada entonces y después. Tartamudeo ahora. Llego y ella no está, pero dejo a Josefina, Sara, Lisa y Quentin ahí. Doy por hecho que todo habrá de cambiar. Portishead terminó después que la mayoría corriera hacia The Strokes, pero nosotros nos quedamos ahí. Escuchamos el agradecimiento de Gibbons, sincero al parecer, y el encore, y los pasos de la gente alejándose, permitiendo acercarnos más al escenario. Cuando nos vamos es para encontrarnos con los que no están con nosotros (Rico, Ante y Serge) y despedirnos. Tengo algo en la cabeza y decido dispararlo en un momento al azar. —Hahaha— rié, quizás por nervios —está bien. No te preocupes—. Lo intento, pero no puedo dejar de temblar. Adiós. Esperamos a los faltantes sentados en grandes letras rojas. Cuando Moby comenzó, la noche lo hizo también. Cosas antiguas, que sentaron bien entonces. Hablo sobre su mal español y ser gringo y un discurso de activismo político. Tocó todas las canciones que yo le conozco, no pocas, no tantas. Pensé en que en otro escenario, en ese momento, estaba tocando The Rapture, y en cuanto me gustaría estar ahí entonces. Pero estoy aquí y ahora bien. No me preocupé entonces y dejé de pensar en ello. Estuvimos ahí hasta que acabó, entonces corrimos hacia Portishead, atravesando multitudes. Ni Lea, Pi, Rob o Fir irán al concierto. Nos decimos hasta al rato y salimos rumbo para allá. Marshmallow y Rose vienen con nosotros, intentaremos meterlos con nuestros boletos. Y Rico analiza sus opciones mientras nos acompaña. Subimos al metro. En la primera estación Val baja. Ella ha sido invitada por un amigo, así que primero se reunirá con él. «Nos vemos allá», y seguimos en línea recta. Yo no estaba ahí. No siempre. Era sólo un parpadeo, en el cual cada abrir los ojos mostraba un mundo distinto. Volví a ver algunos, pero no podía permanecer. Estaba en todas partes y en una sola. Portishead comenzó a tocar. Silencio. En todos lados silencio, y voces. Enigmas pienso, enigma soy. «¿Qué hay detrás de la ventana?». Símbolos: la música se hace tangible como símbolos que no puedo atrapar. En algún momento una presencia extraña comenzara a molestarnos. A mi torpe manera, dada la confusión, logro hacerla a un lado. Sólo el océano es como este lugar.