27/11/17

lejos del mar

Miedo y asco, como el cazador. Vuelvo al lugar donde se confunden orina y sangre; vuelvo sin alcanzarlo, sin tocarlo. Es memoria: reconstrucción, a veces revelación. Siento el calor, el viento que nos arrastra, la brisa suave, el dolor de los golpes en la cara. Veo un cielo azul, naranja, violeta, negro y un mar verde, siempre verde, con brillos tornasol; veo al sol salir del mar, las lagrimas de la mujer, el terror del niño, la ignorancia del hombre. Cerca hay una caja de enormes proporciones, y nada más al rededor. Decido no recordar más, dejar de respirar bajo el agua. Laceraciones no descriptivas. A años luz de aquí. Volver a la barca, remar. Nada que perder, nada que ganar. Te veré ahí, o no. 

22/11/17

poema

u otra cosa
tal vez una idea
bosquejo de sueños
con los ojos cerrados
ves más que los cuentos
conspirativos de siempre

ella dice que el viento
se revierte y anda
suelta su cabello y ríe
como no lo había hecho

a menudo los colores
extraña forma de la luz
intención contra el dolor
objetos para devolver
únicamente predicen la voz

querer es dejar de querer
dejar de caer y soltar el grito
una cadencia de lilas 
aparente incoherencia 
placer desventurado

el puente que existía 
las guerras que pasaron
los niños que sostienen
espadas y corazones

los brazos arrancados
las cabezas en lo alto
y todos vean lo siguiente
que como lo anterior
es la cuerda pulsada





9/11/17

espasmo: pasaje biográfico

El día que murió, algo sucedió:
el espíritu se levanto para luego hacerse a un lado;
otro tomó su lugar y, valiente, lloró.

db




He dado cuenta que en la pantalla escribo con fluidez, sin detenerme en razonar los caracteres, las letras, palabras, oraciones. No así cuando sostengo una pluma y garabateo en un pedazo de papel arrancado de no sé dónde; sucede, entonces, que la primera forma (el trazo, la ondulación, la rectitud o redondez) anula el impulso. Nada de gracia. Cosas que pasan. Sucedió que una mujer tuvo un ataque epiléptico durante una obra de teatro. Llamó mi atención porque minutos más tarde —cuando los actores pudieron retomar la presentación—, un personaje caía en éxtasis, víctima de su iluminación. La mía se ha atenuado, pero sé, eso sí, que no hay sólo blanco y negro. Lo sé. Pero no por eso seremos amigos. Lo de antes se añora, se olvida, se canta, se escupe, se hace un dibujo sobre ello. ¿Por quién doblan las campanas? Seguiré preguntando, advierto. Frente al elevador río, estúpido. Más tarde, estúpido aún, explicaré porqué, y me asustará la razón (lo hace siempre, sus sueños producen monstruos). Dejo de dormir, grito y me convierto en el sueño. Con derecho se deshacen de mí. O yo me deshago en mí. O mí oh, mí— se desdice y revierte. Una cadena irrompible, toda ella el eslabón devil. Un ratón más, un ratón menos, un agujero en la cabeza que hace un cráter en la realidad, que no hace qué hacer. Ese sonido, no aquel, ése, el que no se escucha más, el que nunca se ha escuchado, ése; no le identifican. Me invitaron, cancelaron, no han vuelto a llamar. Me invitaron, asistí, no sabían que decir, no sabía que decir, dije y no quise volver a decir, insistieron en mi decir en tanto su decir era repetir. El cello nos escucha. No quieren escuchar, duelen los oídos. Las fosas nasales están limpias, sonoramente limpias. Todo puede pasar. No va a pasar. Pero puede pasar, sólo no va a pasar. Intenté, de verdad lo intenté. Hace mucho que el hilo terminó. Sólo quedan las agujas. 






1/11/17

anaranjado

diferentes interpretaciones
hendiendo inexistencias
falta de comunicación
entre informantes
distorsionando
las sombras

—¿qué hay de nuevo, eh?—
violencia en el proceder
desconocer lo antiguo
abandonar lo posible
sostenerse del aire

hay aves muertas
en la cabeza de alguien
noches en blanco y negro
mientras que en otro sitio
dicen adiós a una posición

no más recular o beber té
ni zanjas en el recorrido
colapso de viejos edificios
entrega de armas al asesino
un amasijo de oraciones extrañas
—oh, empleado del tedio—

nunca o siempre hablan
de la manera que otros hacen
de lo que propios realizan
sobre la monocromía y los ojos
las cabezas alejadas
la música está muerta

en la arena en dirección al sol
que se hace a sí para no ser
él tú yo ustedes conjunto desfasado
sí una unidad constante
caminar y derogar la luz





Graciela Iturbide