29/2/12

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Muchas cosas pasan mientras otras permanecen. Las estaciones cambian. La vida se expande y se contrae. Se escuchan cantos pidiendo cambio donde los árboles fueron quemados; el fuego es prometeico, mas sin viento permanece infierno. El último año de la vida que conocemos. 
Donde el agua es para unos no más que un intercambio de valores, hay máquinas con limites. Donde hay máquinas, el verde se pierde y lo rojo, lo azul y lo blanco desaparecen. Tomar los trozos de nuestras casas, ahora destruidas, y llevarlas hasta la máquina. Entregarlas a ella, pidiendo que se reconstruya. 
La búsqueda es continua. Nada desaparece. Sin disfraces posibles para ello, somos el mismo que anoche grito en la calle y que ahora tiene los ojos sellados.
Lo que requiere es prescindir de lo evidente, aceptar lo que las pesadillas nos dicen y mantener la música en las calles. Como en Europa, como en África, como en Medio Oriente. Como aquí, hace muchos años.
Como ayer y como hoy. Levantarnos. 





11/2/12

µ

El silencio es el ruido más fuerte, 
quizás el más fuerte de los ruidos.

Miles Davis



Ya ulula
contra lo consecutivo
profundo terror
dilucidado tras el espejo

E e e e e e e e
Ia ia ia ia ia ia ia
Mi mi mi mi mi

Es 
perfecto
por tanto
muerte.

7/2/12

nG





Infructuoso ha sido el deseo de la noche. Normas azules que tocan la superficie y olvidan borrar el cielo bajo la mirada tibia de los más. El caso es vencido por los gigantes alrededor: son cientos de ellos, sujetos a cada ángulo perceptible. No conviene reanudar un proyecto sin modificar los cimientos. Al momento de hacer esto, incluso por un afán desenfrenado, debe plantearse algo más solido que sólo los objetos de nuestro afecto, pues son ellos los que podrían hacer perder, otra vez, las leyes físicas. El comienzo inicia justo al final e, inversamente, se coloca la última piedra donde la primera. Prosiguiendo las lentas referencias clásicas, o ajustando esto a nuevas nomenclaturas, el resultado se espera como el modo de capturar el ritmo corporal y magnificarlo. Sacudirse visiblemente para hallar el suelo. Olvidar lenguas partidas.