29/10/10

El año de dios





Este año me ha otorgado muchos enfrentamientos con mi visión de la realidad. Esto puede ser por dos cosas: `)me estoy volviendo loco, o´)en verdad que la vida es un paraje de lo más extraño e increíble que puedas imaginar; mas como sea, me he visto en momentos que quisiera estar debajo de una cobija —totalmente invisible para el mundo, como lo hacia cuando era un niño—. Ya no puedo hacer eso. Ahora, algo me atrae a percibir detalles fugaces solo presentes para mí. Es algo fuerte: estoy siendo seducido por todas estas visiones, mientras lo tangible se me escapa entre los dedos. Lo que implica la vida social se vuelve más, y más, confuso a cada segundo. 

—No puedo descansar, siento la necesidad de escupir en aquellos de menos de 21.—*
 
Tengo 23 años cumplidos y el próximo bastante cercano. Se me ha hecho notar que me consideran joven, no lo veo yo así. Ahora pienso en los números, en su particularidad; simbolismo; historia, y encuentro que el 23 encierra muchas peculiaridades. Sumando cada dígito obtienes 5; agregando a este último dos unidades más (tomando el 2 y 3 como unidades aisladas) tenemos 7. A partir de este año opte por llamarme 7, me gusta el numero. Se ha presentado con mucha fuerza durante mi existencia, de nuevo, cautivando mis sentidos llevándolos a niveles antes desconocidos. Se dice que 5 representa la totalidad, 6 lo imperfecto, 7 lo perfecto, 8 lo infinito, 9 el infierno. Desde esa creencia, me gusta pensar que 7 es, ahora, lo total perfecto (5+2(6,7)=7), y que siendo tan sólo un número puedo alcanzar eso. 

—Me hace falta mucho, me puedo dar cuento con cada suspiro: no es fácil llegar al Cielo cuando vas para abajo—.**

Nos encontramos en el año de dios. 2010=DIOS. Compruébalo con la ayuda de un espejo. Dios seria lo total totalizante. 5+5. Así puedo justificar lo que en mi cabeza representa la magia de lo que me sucede todo el tiempo. Y no soy sólo yo (bueno, sólo yo lo tomo en medida "mística"): se de quienes también han percibido el mundo diferente en el transcurso del año. El cambio de sentido nos atraviesa a todos. Y me doy cuenta que no importa nada de lo que diga, las cosas seguirán igual. Todo sera lo mismo a menos que comience a moverme hacia todas direcciones; subir altas torres blancas y atravesar obscuros pasajes en el fondo de la tierra. Estar en todas partes y en una al mismo tiempo. Todo fue hecho para ti y para mí, ¿por qué me cuesta tanto trabajo aceptar eso? Necesito sumergirme en algo como el 2010. Y es lo mismo que decir necesito que el poder crudo me desintegre.

—Se que debo mirar a los ojos de la chica salvaje, caer enamorado del mundo oculto—.***


En resumen:







*European Son
**It ain't easy 
***Raw Power

18/10/10

Mientras tanto, soñaba

Todo lo que sabemos acerca de la conciencia
es que tiene algo que ver con la cabeza,
más que con los pies.

Nick Herbert

With your feet in the air and your head on the ground.

Pixies

I

         El mundo se reducía a la ciudad en que habitaba. Nada más existía, adentro o afuera; nada más existía para él, para ellas y para el fuego. En especial para este último, pues se encargó de escapar de la nada donde provenía y abarcar, en plenitud, toda superficie. En cuanto a él, no tuvo más opción que tomarlas, a todas ellas; las sujetó, una contra otra, y subió encima de aquel nuevo cuerpo, compuesto por muchos cuerpos. Eran las serpientes quienes ahora cargarían con su peso. Navegar el fuego de la tierra en una balsa de serpientes, evitar las rocas calientes, los espacios vacíos de vicio, las no-tierras-no-ruinas. Y la montaña seguía expulsando el fuego. Después de mil lenguas atravesadas, la nave llegó a la ciudad, y el fuego desapareció. ¿Dónde estaban todos? Las serpientes escaparon, dejándolo solo. Caminó y vio su reflejo en la vitrina de una librería; saludó a un hombre con sombrero y decidió volver a casa.

II

         Un dios con miedo no se asomó nunca a lo previsto. La ciencia le protegía de toda deducción. En su interior habitaba un cerebro, que usaba el miedo como alimento; una serpiente que dormía plácidamente y yo, un hombre sin razón de ser. Todo cambio en un instante: dios enfermó y nos expulso, vomitando sobre un árbol. Cerebro, serpiente y yo caminamos. Por vez primera, usé mis pies.

III

         El cielo había desaparecido. No pude con eso y subí hasta el punto más alto que encontré.  Ahí estaban el cielo y demás montañas; descubrí que era la ciudad la que había desaparecido, tragada por aquel extraño humo negro que le rodeaba. Ella llegó, acercó su mano a mi oreja izquierda y la acarició. No volvería a aquella ciudad devorada ya, eso ahora lo sé, pero de ella aún no he conseguido averiguar algo. Nuestras cabezas se unieron y sólo observe, por última ocasión, el cielo a nuestro alrededor.
Me moví de aquel lugar, puesto que ahora habitaba el paraíso. Ahí estaban todos los que antes de mí se marcharon. Comenzamos a cenar mientras conversábamos “esto y esto ocurrió cuando y donde ocurrió”, “claro que sí, la memoria no falla ahora, pues no necesitamos memoria”, “el viento no sopla a favor, jamás”, “yo le he pedido que no volviera”, etc.; unos y otros me decían eso y algo más. La felicidad. Y llegó alguien que no debía estar ahí, y me hostigó, interrumpiendo la conversación. Reía, no dejó de hacerlo. Toda mi ira arrancó mientras reía: “El viento siempre va en contra”, y la ciudad perdió aquel humo negro. ¿A dónde fue ella?

IV

         Ahora son ellos los que viven en la playa, enfrentándose, día con día, a los piratas. Entré a una casa, la primera que vi, con mucha precaución. Dentro encontré a D., a punto de abalanzarse sobre mí; un cuchillo en su mano derecha. Nuestras ropas, derruidas por el mar y la tormenta, no permitían diferenciarnos de los piratas. Pero se detuvo a tiempo, reconociéndome. Conversamos, luego de tanto tiempo sin vernos. Salimos de aquella casa y fuimos a la playa, que estaba justo detrás de nosotros. Los piratas deben habernos matado, pues ya no recuerdo más.

V

         Una muchedumbre reunida en el puerto: marinos y sus mujeres; las mujeres de sus capitanes; los niños de algunos otros hombres y un hombre que no debía estar ahí. No entiende qué sucede: no conoce a nadie ahí y tiene un saxofón en las manos, el cual nunca había visto y que no sabe tocar. Intuye que está soñando, pero no sabe cómo llegó ahí. Decide que eso no importa, en estas situaciones puedes hacer lo que quieras, y él quiere volar. Jamás ha volado en un sueño, jamás ha controlado un sueño. Esta es su oportunidad. Comienza a tocar el sax y todos bailan; él comienza a flotar. Toca mal, pues no sabe hacerlo, pero nadie deja de bailar. Se mueven, con precisión coreográfica. Él se aleja, poco a poco, flotando y tocando su saxofón. Vestido con un traje blanco, al mar habrá de parar.

VI

         El asesino de todos mis amigos no habla. Un demonio negro, alto (2 metros), delgado y con un rostro prismático. Su cuerpo está formado por vértices, aristas y caras múltiples e infinitas. Una noche se presentó en mi habitación, se sentó en mi cama y permaneció ahí, sin hacer algún movimiento. Pensé que también a mí me asesinaría, pero no sucedió eso; tan sólo miraba la pared de mi cuarto. Supe entonces que podía hablar con él, y lo hice. Supo de mi frecuente sueño sobre conducir autos y perder el control de ellos, de las muertes que había tenido. Él escuchó, y no desapareció. Jamás le he vuelto a ver.

VII