27/8/10

Si, et E fini la mort







La encontré -sí, a ella-. 
La encontré cuando jamás ha estado perdida.
En el fondo de todo, empezamos a gritar;
tan alto que no se escuchaba (y solo yo lo sabré, 
vidas antes y después):
-Πάν
-Trompeta
-Πάν
-Trompeta




El demonio, de plateado cabello, no existe para el samurái.
Tanto honor y tanto cielo le enseñaron el —olvidado— trono de piedra.
Ahí vivirá por siempre, sirviendo a los zorros.
Y el demonio llora, pero perdona. 
Sus ojos negros le hacen ser; él escucha.
Sabe escuchar, gracias a no ver:

"Ahora son,       
       raíces,
                            lo que antaño añoré".




OK


Bailamos un día. Yo aún bailo.
Bailamos un día. Nadie esta ya aquí.
Amour fou por ti.
-Enciende un cigarro
Amour fou, por ti.
Todo es asco!
Amour fou...
-Y nunca, nunca, dirás adiós
...estoy hablando de E.

18/8/10

His story

1.- El hombre no tiene un cuerpo distinto de su alma.
Aquello que llamamos cuerpo es una porción
de alma percibida por los cinco sentidos,
pasajes principales del alma en esta edad.
2.- La energía es la única vida,
y procede del cuerpo; y la razón
es el límite o circunferencia de la energía.
3.- Energía, delicia eterna.

W. Blake
 



8 de mayo, 6:05 a.m.
Debimos haber partido hace 2 horas, pero hasta ahora solo hemos llegado diez de los veintitantos que iremos a bordo del autobús -el cual es una mierda-. Me duele saber que viajaremos durante dos días o algo así, sobre un vehículo como este. Los diez que estamos no incluyen a los "coordinadores", "organizadores", o cómo se les quiera llamar, de este viaje (la gente que tiene el dinero que recolectamos en una fiesta la noche anterior). Por lo que sabemos siguen en la fiesta ahora mismo. No ha comenzado como esperábamos; estamos hartos, arrepentidos, desvelados y pensando de más, como nos es usual. Sera un camión con doce hombres abordo y dos mujeres. Todos los/las demás decidieron no ir en el último momento. 
10:34 a.m.
Llegaron los jefes y nos fuimos. Desde el principio quedo sentenciado el consumo de nuestra -poca, DEMASIADO poca- gañja; empezamos a fumar cuando el autobús salió de la ciudad. Dormí un par de horas y ahora que despierto me encuentro rodeado de cerveza; es una gran mejora respecto al inicio: ya sabemos qué vamos a hacer para matar el tiempo. Seguimos acabando con lo nuestro. En el norte hay retenes, federales y ambiente poco amable. Por fortuna traemos libros, películas, guitarra, alcohol y disposición.
Algo de comida no estaría mal, pero en fin, ya llegara.
5:13 p.m.
Se acabo. Ahora necesito más. Ya es cansado estar en el autobús. Nosotros (mis amigos y yo) decidimos sentarnos en la parte de atrás; la puerta del baño no se cierra, algo que no pensamos sucedería. Como tampoco consideramos que el hecho de convivir juntos todos los días causaría que ya no tengamos nada de qué hablar —excepto, claro, de lo cansado que es estar viajando así y maldiciendo por no haber tomado un avión—, y queda un día de viaje. Por lo pronto nos detuvimos a comprar algo de comer. ¿Qué encontramos? Un paraje a medio camino donde venden quesadillas caras -pero sabrosas- acompañadas de frijoles; en el local de al lado venden cerveza. ¡Sí!, seguiremos bebiendo hasta que olvidemos el dolor de estar sentados tanto tiempo y el olor del maldito baño. Beber y dormir es todo lo que único que no te vuelve loco, y ya varios están muy ebrios. Llevamos menos de doce horas de viaje, y sé que no soy el único aburrido. 
10:00 p.m
¡Por fin algo interesante! Un amigo tiene un papel y lo compartirá con nosotros. Sera una gran obra. Sí que lo sera. Por otra parte, hasta ahora no hemos sido molestados por la ley; me parece que nos preocupamos de más. De cualquier forma, eso no importa ya. En cuanto a lo demás, sigue igual, nada interesante que comentar. Algo de Monty Python en la t.v., darle sentido a este viaje -ya sabes-, salvo que el maldito dvd no funciona; saltos y saltos que no deberíamos estar dando ahora. Bueno, al menos ese cuarto esta dando pequeñas señales de vida: las luces brillan mucho, y no me dejan de hablar de un cigarro prendido. Afuera todo es oscuridad y desierto. Me agrada, y más si sigo bebiendo (sin llegar jamas -con tristeza lo admito- a estar ebrio). Seguimos conscientes. ¿No puede suceder algo que convierta este viaje en toda una experiencia salvaje? Voy a dormir. 
9 de mayo, 9:27 a.m.
Desperté muy temprano; no puedo dormir, no puedo no-aburrirme, no puedo escuchar música agradable —porque los que se sientan adelante ya se apropiaron del "stereo" y son amigos del "chofi"; pura mierda—. Bueno, desperté temprano y nos habíamos detenido, no sé porqué, en el desierto, a un costado de la carretera. Baje a explorar un poco; me estiré, avancé hasta donde se podía, vi las plantas, alguna piel de serpiente, rocas, tierra, tierra, tierra. El sol pegaba duro, muy duro, y todos estábamos afuera del autobús viéndolo. Suena ridículo, pero así fue. No sé (ni me interesa) si hubo problemas o porque nos detuvimos, pero no fue demasiado tiempo. Volvimos al camino poco después. Y empiezo a recordar que en la madrugada si nos detuvimos en dos o tres retenes; bajamos del camión con todas nuestras cosas, las pasaron por rayos X, revisaron minuciosamente el autobús y nos dejan ir. ¿Qué habría sido de nosotros en caso que lleváramos drogas? Poco antes de este viaje, un amigo fue detenido con hierba en la carretera, pidiendo ride, por federales. Le hicieron todas las revisiones que no quieres saber; iba con otros dos, y fue uno de sus acompañantes el que había guardado la planta en su equipaje: ese tío paso unos días en prisión y tuvo que pagar —algo así como— $20,000. Si alguno de nosotros hubiera sido descubierto con algo, todos habríamos sido detenidos, no habríamos llegado a nuestro destino y pasaríamos MUCHO tiempo en alguna cárcel culera con tipos que nos tratarían como mierda. Es un país muy mierda, es un hecho que no somos diferentes al lugar donde vivamos, por más que nos guste pensar lo contrario. Sea como sera, no traíamos nada, por tanto nada nos ocurrió. En fin. En la mañana, después del desierto, seguimos avanzando hacia el norte. Ya faltaba menos que el día anterior. A leer un poco y llegar con ideas al coloquio. Cierto, cierto, no dije a dónde vamos ni a qué. Nuestro destino: TijuanaTijuana; existen lugares míticos, lugares sagrados a los que vale la pena llegar. Para nosotros, Tijuana es más que una ciudad: se ha convertido en parte de algo más grande que una posición geográfica. Es (y sera, si todo sale bien) nosotros. Nosotros somos ella. Una sola cosa —como las revistas suecas—.
10 de mayo, 1:27 a.m.
Llegamos. Por fin estamos en Tijuana, y es extraño, como debía ser. ¿Qué ocurrió? Bueno, atravesamos la rumorosa. Valles, montañas, campos: el ambiente fue mejorando. Entramos a la ciudad a las 5 de la tarde y, como tenia que ser en un auto repleto de hombres, en cuanto vimos mujeres de la ciudad no pudimos dejar de observarlas. Fue una agradable bienvenida. La ciudad es bastante grande, con colinas, playa, un centro enorme y una frontera. Genial. Genial. Genial hasta que llegamos al hotel oficial. No teníamos dinero suficiente; la escuela no nos iba a pagar el hospedaje; los "jefes" mal organizados. Hemos ido a buscar un hotel de quinta en el centro. Eso esta bien; caminamos, comimos y conocimos el lugar. Tiene onda. Vimos varias opciones, y finalmente se decidieron por la más económica. Claro que no habían visto el hotel; una de las dos chicas que venia con nosotros lo vio y pensó que seria adecuado. Error. Putas putas putas, gritaba el hotel, la calle donde estaba el hotel y la zona donde estaba la calle. Un grupo de jóvenes con cara de turistas se registran en este hotel. Claro que a —casi— nadie le gusto la idea. Pero no había más. Dado el caso sólo teníamos algo que hacer: conseguir gañja. Y a eso fuimos (y a comer). Solo nos dimos un baño y salimos. Todo es gringo allá, así que la comida es rápida. Y fuimos al callejón Coahuila, donde nos dijeron que encontraríamos lo necesario. Sí, la mayoría de la gente hubiera estado satisfecha: nosotros no. En una cuadra están sembrados todos los vicios, pero no el nuestro. Preguntamos. Nos dijeron que sí. Volvió con piedra, dijimos no. Pidió dinero para volver con el pedido, dimos la mitad. No regresó. Nos fuimos al hotel. Primera noche en Tijuana y ella nos ha ganado (hasta ahora). Estaremos una semana. Mañana lo conseguiremos. Ya estamos aquí; esto ha comenzado, fue una introducción. 





13/8/10

Araña escarlata (al verme te iras)

Los dientes que he soñado —ahora perdidos—,
se arrojaban al mar; buscan la boca de un dios,
uno que no ha existido porque a nadie a mordido.
Ahora —                    (Espacio)                  — no. 
Si eso fuera un espasmo te abrirían el hombro
y dentro colocarían las tres mil horas que perdiste,
olvidaste y dejaste el día veintidós. Tiempo amarillo.
Ese viernes que transmutó lento; tardó una vida animal.
Y el sábado llego —aquí—, pero no hubo gloria o tragedia,
sólo conversamos; poco, siempre es poco. Más,
y todo es perfecto. Te meces sobre cinco columnas,
y, por fin, llega la araña escarlata: "al construir el orto,
nace el ocaso [de la tragedia]; las cosas de antes se irán",
te muestra dentro de su red. Los cada/ver(so)e/s se repiten
y apilan. Uno y otro, y otro nuevo —el viejo perdido—, crean mentiras.
Tiempo... de la mitad ya he comentado. Predecir el resto no puedo.


Daniel Araujo

11/8/10

11

II
 But words are still the principal instruments of control.
Suggestions are words. Persuasions are words. Orders are words.
No control machine so far devised can operate without words,
and any control machine which attempts to do so relying
entirely on external force or entirely on physical control
of the mind will soon encounter
the limits of control.

William S. Burroughs





Quiero ser sincero. Por una vez, el día de hoy, quiero serlo.
El problema es que no sé cómo lograrlo. ¿Cómo se hace?
No recuerdo el pasado; vivo el presente con una pasión que, cada vez más, parece una obsesión. Por tanto, si antes lo fui, ahora no puedo saberlo; no puedo rememorar la sensación ni el placer que conlleva —si algo bueno viene de ello—, no puedo. Lo que me resta es hablar y hablar sobre el presente, la vida que me persigue. La muerte que busco (la que no encuentro). Hoy se llevo a alguien más. Supongo que eso es correcto. Él lo necesitaba. Ahora descansa. Nosotros, tristes y tranquilos. Eso necesitamos. Eso tenemos. Eso somos.
Debo moverme; si me convierto en un pasajero —uno real, autentico—, me encontrare con lo que no busco, con lo que no existe. Los dragones. Cada viaje es un mundo al que no vuelves, ni descubres, ni llegas. Así como cada uno de nosotros no nos conocemos —ni lo haremos—, las estrellas se apagaron hace iones y sólo vemos lo que fue. 
Seré aún más sincero.
A lo largo de toda mi vida, solo ha habido dos constantes deseos: a) ser músico y b)ser escritor. No he querido mucho, ¿verdad? Lo he intentado. Desde muy pequeño comencé a perseguir ambas cosas; he leído cuentos, novelas, ensayos, comics, revistas y cuanto libro me interesara, a la par que escuchaba todo tipo de música —mas debo confesar que el Rey me convirtió en súbdito suyo desde muy pequeño—, a toda hora, todo lugar. A la menor provocación me ponía a bailar y cantar. Eran historias. Mis ideas materializadas; la materia etérea que me rodeaba. Así que, palabras y sonidos, eran/son mi obsesión (¿muy ad hoc, eh?). Y vaya que lo he intentado: he escrito de todo, sin mucho resultado. Me he sentido enfermo por escribir, y, después, por lo escrito también. He tocado en todos lados; he tocado con todos los que me invitan; todo lo que implica dificultad, reto; he construido y destruido. Y sigo siendo malo. Pero quiero ser un pasajero —y también periodista— que cante en el asiento trasero la historia de cuando tú y yo nos conocimos... y no hablamos.
Así que seguiré buscando al dragón.
Él no tiene control.