Fuera de todo relato, y de todas las cosas que aquí suben, está sucediendo algo importante alrededor. No es novedad y no representa sorpresas. Sí es algo que con ansía se espera, toma en serio, sobriedad y sapiencia.
El domingo anterior fueron las elecciones presidenciales en
México. El clima político fue pesado y denso durante todo el proceso de las
campañas de los candidatos. Mas el día de las elecciones reinó la calma; los
ciudadanos asistieron a votar conscientemente, sin incurrir en provocaciones.
Al menos en la mayor parte de las casillas. Al cierre de estas no se
reportaron demasiados problemas. Estos vinieron pocas horas después, cuando el
presidente del IFE salió en la televisión a decir que el candidato priísta había
ganado. Fue en ese momento que quedo claro el porqué existió tanta calma
durante el día. ¿Es posible determinar a pocas horas de haber finalizado el proceso,
cuando aún hay casillas sin terminar de contar los votos, al ganador de
las elecciones? ¿Es correcto que el presidente de la nación aparezca en la televisión, segundos
después del anuncio del IFE, para ratificar el resultado?
El día siguiente comenzaron las denuncias sobre la compra de
votos a favor del pri mediante tarjetas de un conocido supermercado con tiendas
en todo el país. Estas se entregaron a diversos ciudadanos prometiendo que
estarían cargadas con cantidades entre 500 y 700 pesos. A cambio de ellas se
pedía el voto efectivo a favor del pri. Pese a esto ningún órgano legal
del estado ha emprendido una investigación a fondo sobre estas acciones. Todo
ha recaído en los movimientos ciudadanos como #Yosoy132, MORENA y demás. Una considerable parte de la población se ha manifestado contra el fraude
electoral, pues no solo sucedió la compro de los votos, también se registra un mal conteo de estos que anula los resultados poco favorables para el proclamado ganador.
Estos sucesos se encuentran a la vista de todos. El gobierno
no ha tomado más acción que felicitar al ganador. Así (con su
actitud de siempre), ha encendido la mecha de aquello largamente esperado. Las
cosas están comenzando. Demasiado tarde para volver. Queda solo seguir hasta el
final.