23/9/11

Flaco

Un día cómo cualquier otro, cuando las luces son reflejos únicamente y las cosas transcurren sin necesidad de molinos, estos se encienden.
Un golpe despertó a todos. No un sonido, pero un temblor.
Veintitrés correspondencias.
Salimos los otros y los hunos. Escondidos y gallardos; inconformes, silentes, desprendidos, decididos, humeantes... con una visión clara.
Un golpe que durmió a uno. Un resplandor de vivido color.
Sucedió lo que siempre. Disolución. Aquí y allá.


Un nuevo héroe.



La historia podría ser más amplia, pero las narraciones han muerto.
El juglar ha muerto. Ha dejado su lira rota.



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