20/6/12

CRZN

Encierro todo lo que siento en una tetera, de la cual me sirvo, a menudo. Los días pasan pero no los segundos. Estática y nervios: mi cabello revuelto asusta a los más. No ven mis manos, yo tampoco puedo hacerlo pues se encuentran fuera de mí. Lo que se aproxima es arena penetrando a mis ojos. No puedo contenerlo, me rodea. No puedo perderlo, esta en mí. No quiero dejar de sentir y vuelvo a hacerlo, como algo nuevo, pues ya lo es —me sirvo a menudo—. Tiene mis manos. Tengo sus manos. A manos llenas entrego el té.

1 comentario:

Paloma sr. dijo...

Eterno retorno... corazón.