27/2/13

Carta sin rostro

Margot me ha dicho muchas cosas. Algunas desiertas y otras contrarias. La mayoría son reflejo de días más allá de todo recuerdo. Días en los que una parábola se abrió bajo mis pies y condujo la memoria a un festín donde encontré no solo belleza, también miedo y ausencia, sorpresa e ira; paladeé todos los gustos que se ofrecieron, todas las moléculas que existirían. Y desperté en un momento perfecto para desaparecer de las tormentas. Herido de muerte, con un fuego en la cabeza que me permitió vislumbrar el sendero el otro, el mío, corrí por las azoteas mudando de piel, dejando pedazos de la luz bizarra que se me ha otorgado. Displicente siempre, nunca confiado del oro, encontré en lo más recóndito aquello que no fui a buscar, lo que no me importa. Me deshice, y comencé de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo, bailando. Pisé demasiados dedos, y los míos fueron triturados muchas veces. La música continúa aún así. No se detiene, nunca se detiene. Profiero entonces conjunciones desarticuladas respecto a sombras y árboles, plumas y lluvia, ríos y electrum. Bagatelas. Una tesis que no aparece porque requiere su antítesis, y esa debe salir a cazarse no llega sola. Voy, ahora, a explotar de mil maneras y una manera. Ser un i.d.i.o.t.a. hasta que lloren mis ojos, hasta que los periódicos dejen de hablar de lo mismo, hasta que encuentre la tierra. Cuando eso suceda sabré que el sueño ha terminado. Como este lugar y este silencio. Como arriba y como abajo. Gracias por todo, gracias por nada.















4 comentarios:

Karla González-Taboada dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=FLp4_wGt0QI

Paulina Mendoza. dijo...

Gracias por todo!
gracias por todo!

Karla González-Taboada dijo...

Alucinaciones quizás.

Paloma sr. dijo...

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