Oz Dramnor dejó el edificio mucho antes que Pegaso Zorokin; salió a acabar con la presidencia. Había conocido, por amigos en común, la poderosa formula de Zorokin, el meth z. A Dramnor los cabellos tornáronse blancos, casi amarillos, los dientes dorados, luego negros; perdió un ojo y ganó tres pulmones. Escribió 5000 canciones, grabó 3 cassettes en la piedra, amó a una tortuga, viajó de Alaska a la Patagonia atravesando ambos polos, rompió los huesos de varios violadores, amamantó a niños de mentes desahuciadas, se hizo chalán, santo, luchador, jugador de black Jack, pensador indescifrable, eternauta, trending topic en Sirius, mulato, yonqui y deudor de apuestas. La dulce nada revolucionó al pobre muchacho acomplejado, le liberó y ató. Murió, y así comenzó un libro.
Más tarde, pasados varios minutos (1200000000000000000), Pegaso perdió a un amigo, Gerardo. Nos parecemos en eso: yo perdí a Dramnor, Zorokin a Arana. Y nuestros amigos tienen sus libros. Nuestros amigos que son novelas; nuestros amigos que velan Urano, sus tortugas, palomas y luces; nuestros amigos ganando premios en Argentina, Escocia, Zacatecas, Madagascar y Trafalmadore; nuestros amigos conociéndose más allá, mientras Pegaso y yo nos conocemos más aquí. Chicos guapos de provincia (¡chicos guapos del Bajío!) siendo guapos en todo el éter, en todo el ex-país, en todas partes. Bajando por los túneles, liberando princesas de su corona, subiendo con las plantas, bebiendo fuego bajo el agua, escupiendo mezcal por 10 pesos, leyendo Kirkegaard y Benjamin, y Rulfo y Bolaño, y Genet y Mallarmé, y Flaubert y Rimbaud, y Milev y McClure, y Mendoza y Sierra, y Arellano y Velázquez, y Rodríguez y Araujo, y Cardenas y Martín del Campo. Dejando chorros de orina en cada casa, en cada pasaje, en cada estatua, cada gasolinera de aquí a los castillos de Transilvania. Escriben, en el inter, uno sin saber hacerlo, y cantan, ambos sin saber hacerlo, pero lo hacen y dejan de hacer; recuerdan lo que hacían antes de hacerlo o dejar de hacerlo. Olvidan todo y vuelven a empezar.
¿Por qué mueren los poetas?
Por la sangre
En las paredes
Por la tinta
En las historias
Por los ojos
De une
Por el tacto
De otre
Para esperar
Para no tardar
Para ser sacrificados
Para ser más atractivos
Para ser
Devorados
Por
Los
G
U
S
A
N
O
S
Y ser vengados
Renovados
E insultados
Y apostrofados
Para ser
Significados
Para dejar de ser
Poetas
Y comenzar
A ser
A hacer
Poema
Y conocer
Y llorar
Y bailar
Y escribir
Y tener amigos
Enemigos
Vecinos
Conocidos
Desconocidos
Clientes
Dependientes
Un bosque
Una utopía
Un sueño
Una pesadilla
Repetir hasta
Hartarte
Hasta sufrir
Convertir
El pan en queso
El vino en queso
El vino en se fue
El venir en quedarse
El quedarse enamorado
E irse
Inmolado
1 comentario:
Borrad señor las manchas de sus culpas y si tiene ya la dicha de estar limpio de ellas dadle la entrada en vuestra gloria.
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