3/7/17

en un día

Ah, loco, yo, loco, quería saber qué eras, quién eras
(genero, especie...)
y qué eran, qué significaban «fluir», «fluido», «fluente»;
qué instante era tu instante
cuál de tus mil reflejos, tú; reflejo absoluto
yo quería indagar el último recinto de tu vida
tu unicidad, esa alma de agua única,
por la que te conocen por...


Dámaso Alonso




Las cosas cambian, y dos y tres y más con ellas. Ayer tuve surcos y telarañas, pétalos a la salida del trueno, una mirada para el sol y otra para el mañana. La primera dejaba extático. Viajaba lento por las horas esperando encontrarles, queriendo decirles cosas sin hablarlas; decir cualquier imagen, todas las imágenes. Seriamos migas, seriamos serios, seriamos amos. El cabello no revolvía estómagos, los dientes no cantaban muerte: era todo verde, todo vivo, todo un río. Sólo mi cabeza lo es ahora, un río que se seca de pronto y donde se hunden los recuerdos. Nunca más seremos lo que nunca fuimos, porque lo has dicho, por lo que he desecho, porque estos porqués son lo que se presenta en el presente, en lo que importa, en lo que pesa. El viento sopla y busca levantarme, hablarme quizá, pero no me lleva, o yo no le sigo, o desfiguro solo; me miran y lanzan piedras como juego, como risas, como antes. Despierto para encontrarme distinto, pero soy lo mismo;  entonces que sigo soñando que sueño que busco despertarte con las manos rebosantes de algo, cualquier cosa y la única cosa, que te haría volver las ideas, las vueltas, el cuello. Cortaba maleza, sacaba las hierbas, ponía un desorden en el reino de tu especie, y el pan estaba fresco. Cuando preguntaban diría lo que sé. Escucha, escucha, escucha. 










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