Caminó deprisa, un hombre,
por la tierra probada.
Observaba todas direcciones
Escuchaba todas emociones
Y gritaba: “Dios, Dios”.
Caminó deprisa, un hombre,
por los mares discretos.
Reía con las olas
Lloraba con las olas
Y gritaba: “Dios, Dios”.
Caminó deprisa, un demonio,
entre el triangulo de serpientes.
Devoró universos
Bebió de los labios
Y gritaba: “Dios, Dios”.
Se encontraron, hombre y demonio,
sobre una montaña.
Detuvieron sus pasos
Detuvieron sus cantos
El primero dijo – No -
El otro contesto - Sí -
Caminó un dios, uno lento,
por entre su ser.
Nada veía
Nada reía
Nada escuchaba
Nada lloraba
Y gritaba: “Sí, Sí”.
Bueno, ahora conoces el canto,
¡ve, pues, a perderlo!
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