5/6/18

tambores (1)

Trece años de mantener este espacio. Ha cambiado de apariencia (muy poco, pero algo), de nombre (a menudo, como quien lo escribe), de estilo (si es posible decirlo), y aquí sigue. A veces lo he abandonado, días, meses, años incluso, pero continúa. Podría borrarlo, eliminar todo rastro de él —pero en estos tiempos, es difícil desaparecer—, y dejar de incidir en algunas pantallas, mentes, vacíos. ¿Qué dicen, lectores imaginarios? ¿Aún les agrada pasar por este extraño paraje? Lo dijeron y di la razón: no soy escritor, y lo que aquí aparece no tiene pretensión alguna. Es por necesidad que se publican; de alguna manera me mantiene despierto. Es dar cuenta de mis errores, de quien en verdad soy y sólo comprendo una vez que mi realidad se encuentra hecha pedazos a consecuencia de lo que he realizado en y con mi mundo. Pero sí, en algún momento ambicioné ser hombre de letras, inocente e iluso como era. Nada de eso hoy día. Sólo quiero, con esta entrada, rendir homenaje —dar reconocimiento— a personas, escritores, que en su momento me motivaron a crear este sitio y a volver a él. 
Comenzó cuando leí La Mosca en la Pared, revista que se publicaba a principios de este siglo. Ahí conocí a José Agustín, Eusebio Ruvalcaba, Hugo García Michel, Patricia Peñaloza y otros tantos que, desafortunadamente, no recuerdo ni tengo mucha manera de volver a sus textos, he perdido todos los números que adquirí en mis años mozos. En realidad hay dos nombres que aún recuerdo: Rogelio Garza y Carlos Jesús González, y son ellos quienes, de cierta manera, me impulsaron a crear este blog. Uno con sus notas sobre rock, bicicletas y viajes psicotrópicos, el otro con sus memorias de infancia, de viajes, de ideas. Ambos con sus propios espacios —punto blogspot—. De ahí me vino la idea de que yo podía, también, ser leído y causar algo en alguien. Hoy ya no mantienen tales sitios; se mudaron de portal, lo que ha hecho que no sea tan fácil encontrarlos, por tanto leerlos. En fin, el punto es que quiero agradecerles: gracias Rogelio, gracias Carlos Jesús.
Años más tarde, menos púber, aún adoleciendo, conocí a Paulina y a Eduardo en nuestro tiempo como estudiantes de humanidades. Ambes escriben, y lo hacen muy bien. Aquí haré una pausa para explicar porque escribí ambes y no ambos: porque las palabras indican género, masculino o femenino, y, en este caso, estoy refiriendo a una mujer y un hombre; si uso ambos no estoy respetando a la mujer a quien refiero; si uso ambas no respeto al hombre. Ambes me parece adecuado. ¿No estás de acuerdo? Vale. Vuelvo a lo que es importante ahora. Ambes escriben, y lo hacen bien. Cuando los conocí ya habían publicado en algunos lados, o publicaban su propia revista, o estaban por hacer alguna de esas cosas. Total, elles, al día de hoy, tienen obra publicada, han viajado por el mundo, en parte por la calidad de lo que escriben, y son buenas personas en mi opinión. Y en aquellos años, también usaban blogspot. Por una u otra, ambes me incitaron a continuar el blog: Paulina comentando en las entradas de mi blog, Eduardo con su mera presencia y sus textos. Pensé "si ellos lo hacen, ¿por qué no hacerlo yo". Y heme aquí, aún escribiendo. Me parece que ellos no lo hacen más ahí, en sus sitios blogspot. Al costado superior derecho de esta entrada, encontrarán links a sus respectivos sitios. Les recomiendo visitarlos.
Y luego, en últimos años, quizá incluso meses, me he encontrado con algunos sitios que me da gusto conocer, porque las palabras ahí forjadas me divierten, me hacen pensar, me sorprenden. De esos hablaré otro día, es pronto todavía. 
Nada, hoy quise saludar a quienes me inspiraron. Quizá en el presente no seamos cercanos, pero hubo un tiempo donde sí, y esto que ven, esto que leen, es fruto de ello.
¿Y, ahora qué pasa, eh?
Como siempre, no tengo la más mínima idea.
Si me entero les doy aviso.



No hay comentarios.: