22/5/18

clase (9)

Para fines prácticos, soy parte del proletariado: trabajo 8 horas diarias, mis ingresos son sólo un poco mayores al salario mínimo, no puedo ahorrar, no tengo propiedades, pago renta; no tengo poder adquisitivo. Esto afecta en varios niveles mi cotidianidad. Mis relaciones sociales se limitan a actividades que no impliquen un gasto significativo y no afecten mi tiempo laboral, e incluso pequeños desembolsos deben ser considerados y esparcidos con moderación. Abstención de excursiones vacacionales. Así, mi valor de cambio es poco redituable. Hace 10 años poco me importaba tal cosa, pero ahora, en mis 30's, puedo dar cuenta que mis malas decisiones económicas afectan mi salud afectiva. Es decir, el no contar con capital y bienes me hace poco atractivo para mantener una relación socio-afectiva (léase sentimental o de amistad). Mis posibilidades de acompañar a otra persona en sus planes y proyectos se reducen debido a la flaqueza de mis ganancias. Por supuesto, todo lo anterior dentro del círculo en que me muevo. Quizá si me transportara a otro, con posibilidades y realidades similares a las mía, mi valor de uso y cambio sería más valorado. Pero estoy mal acostumbrado a un estilo de vida pequeñoburgues, con ridículas aspiraciones culturales, y ya sabemos que éstas son una barbaridad.





Reconozco que lo anterior carece de interés general ya que refiere a una situación particular y personal. Pero si alguna vez te asomas a este blog, mejor que sepas quién y desde dónde escribe. Es tal la reflexión del día. Un escrito sin pies o cabeza; garabatos en la red.

No hay comentarios.: